Atención: "Mis opiniones no son una doctrina a seguir."

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Frases / Citas

"—Has estado fuera mucho tiempo, ¿acaso estabas perdido?
—Herido, no perdido"
- El lado perdido, Una vida oculta 3, Sally Green.

"El perdón no cambia el pasado, pero mejora el futuro" - Paul Bouse.

"No permitas que el pasado de forma a tu futuro", Yuri, Flecha a Memory. PSI Cambiantes Trinidad 2, Nalini Singh

viernes, 13 de febrero de 2015

Hebras Pasionarias: Corazón de Osidania - Kaleb y Sahara

.... A pocas horas de San Valentin, quiero compartir con ustedes un extracto maravilloso de -para mí- la mejor pareja que he podido conocer.




Esta escena es del libro 12 Corazón de Osidania, de la serie PSI Cambiantes y es de cuando Sahara recuerda como conoce a Kaleb. Él, un poderoso PSI, frío y peligroso, va descubriendo que Sahara derritió hacía mucho ese frío silencio y que solo era peligroso para todos menos para ella.
-Tú me hiciste flotar junto al estanque Koi.
La tensión se filtró en los músculos de Kaleb ante sus tranquilas palabras.
-Lo recordaste.
-Sí.- Ella curvó su mano alrededor de su bíceps. -Cómo nos conocimos. Cómo venías a visitarme.
-¿Tú, -dijo él, su tensión desvaneciéndose -, recuerdas lo que me pediste que hiciera en tu decimoquinto cumpleaños?
Sahara fue a sacudir la cabeza, pero de repente el recuerdo estaba ahí, cómo si sólo hubiera estado esperando que ella lo tomase.
La risa de Sahara fue como la luz del sol en sus venas.
-Te pedí que me besaras. ¡Y dijiste que no!- Levantando la cabeza hacia él, ella fingió fruncirle el ceño. –Al final tuve que dar yo el primer paso.
-En mi defensa, yo tenía veintiún años y tu dieciséis. Habría sido inapropiado.- Acariciando con una mano su garganta, él inclinó la cabeza para poder probar sus labios. El hecho de que ella lo hubiera buscado después de lo que él le había contado en el nido, era un milagro. El hecho de que su mente continuara reteniendo la sangrienta verdad acerca de ella era otro.
-Tardé un año en armarme de valor-, murmuró ella contra su boca, los labios curvados y los dedos entrelazados detrás de su nuca.
-Tu determinación-, dijo él, empujando hacia arriba el suave jersey de ella para colocar las manos sobre la sedosa calidez de su abdomen, -nunca ha sido cualquier cosa excepto de acero.- Ella le había atrapado mientras él se inclinaba sobre su muñeca para colocar el dije de la bailarina en el brazalete. Él había estado tan asustado por el sorprendente contacto íntimo, que no se había apartado, y el sabor de Sahara había entrado en su torrente sanguíneo, marcándolo para el resto de su vida.
Las mejillas de Sahara se ruborizaron por el recuerdo.
-Dieciséis y veintidós años no es una diferencia significativa.- Había sido como un amotinamiento rebelde. -Cinco años más y tendré veintiún años, la mayoría de edad, con plenos derechos. Podemos presentar un contrato de concepción y fecundación, y una vez que tengamos un niño, podremos crear un acuerdo de paternidad conjunta y convivir…-Sí-, le había dicho él, interrumpiendo el torrente de palabras, porque ella no tenía necesidad de convencerlo para que aceptara, con una confianza adquirida que él no sabia si se merecía, pero que tenía la intención de aceptar y proteger hasta su último aliento.Una sonrisa incipiente.-Vamos a tener un hogar-, le había susurrado ella, -donde pueda besarte tan a menudo como quiera.
Pero ese había sido su primer y único beso. Dos días más tarde, Sahara había gritado hasta que su voz se quebró, su sangre manchando su piel destrozada.
-Lo siento-, dijo él, ese recuerdo, uno que se llevaría a la tumba -, yo no soy el hombre que recuerdas. Han pasado muchas cosas durante tu ausencia.- Si ella hubiera estado con él durante ese tiempo, su luz brillante en la pesadilla, podría haber luchado por conservar algún pedazo de "humanidad”. Pero se la habían robado, le habían quitado al único ser en el universo al cual le importaba, y al hacerlo, habían cambiado el curso del mundo para siempre.
Los dedos de Sahara se cerraron sobre su brazo.
-Tú eres mío.- Unas palabras sencillas y tranquilas que eran como un puñetazo en el pecho. -Voy a luchar por ti, hoy, mañana, y todas las mañanas por venir.
En la intensidad del silencio que siguió, ya que simplemente se aferraron el uno al otro, como para atenuar una separación que los había marcado a los dos, él vio como sus ojos se cerraban, su respiración tranquila. Se había quedado dormida en sus brazos. La primera vez que había hecho eso, ella había tenido once años, su relación de amistad se había convertido en parte integral de su salud mental.
Espero que les haya gustado, y espero que pasen un hermoso pre-Valentin.

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